Blog destinado a la reflexión sobre dos ámbitos fundamentales en educación: sociología y pedagogía. También actuará como archivo de recursos apropiados para Educación Infantil.

miércoles, 3 de abril de 2013

Reflexión sobre el perfil del docente actual.




Si ya antes existían maestros/as que no cumplían todas sus funciones o no daban el perfil como educadores, dada la situación actual en la que nos encontramos económicamente, y por repercusión,  la situación en la que se encuentra la educación española, a los educadores se les complica el cumplir con sus funciones como deberían.

La masificación de las aulas desemboca en que la tarea de conocer a cada niño en particular, mediante la observación, para poder adecuar el proceso de enseñanza-aprendizaje a las características y necesidades de los alumnos, sea cada vez más difícil.

La coordinación con las familias, si ya de por sí es un tema complicado, puesto que cada familia es un mundo y no todas están dispuestas a colaborar y a cooperar con el educador para la más completa educación de su hijo, también se empobrece junto con otras muchas tareas.

Y qué decir, de la colaboración con otros centros y otros niveles en las distintas transiciones de la educación,  imposible. Menos maestros, más niños y ¿queremos mayor colaboración y mayor coordinación? A día de hoy no creo que esto se lleve a cabo y si se realiza creo que  el trabajo realizado será el mínimo.

También como docentes debemos coordinarnos con el resto de profesionales, orientador, A.L, P.T., etc. ¿Pero dónde están? Cada vez hay menos en los centros y vuelvo a lo mismo, quizás cuando más se les necesita, ya que contamos con más niños y niñas en el aula y la tarea de conocerlos es cada vez más difícil.

En su gran mayoría todas las tareas del docente se ven empobrecidas generalmente por la situación económica. Lo que sucederá y quizás ya esté ocurriendo es que el maestro/a se acomodará y hará un trabajo cada vez más sistemático y monótono, dejando de lado la esencia de la educación infantil que es esa flexibilidad y esa adecuación a cada niño y a su mundo particular, que en otros niveles de la educación se pierde.

Por otro lado hay un millón de tareas, actitudes y competencias que segura estoy que en un buen profesional se cumplen, nos encontremos en la realidad socio-económica que nos encontremos, porque el educador que hace su trabajo con gusto, lo hace con amor, pensando en el bien de sus niños y en sus necesidades educativas. Porque al contrario de los que mandan, los docentes si somos conscientes de que en nuestras manos tenemos el futuro, que son esas pequeñas personas, y no se nos puede olvidar que somos su guía y su modelo.

Lo positivo de todo esto quizás sea la tan ansiada actualización profesional. Siempre he oído que había que actualizar nuestra formación, para estar al día, lógicamente, y cómo no, para conseguir trabajo. Pues bueno, a día de hoy no hacemos otra cosa más que formarnos, y yo espero ansiosamente mi oportunidad.

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